En el último taller del Encuentro y búsqueda de la Identidad lésbica hubo mucha alegría y un poco de tristeza porque como todo final implica una despedida. Pero la alegría estuvo puesta en el futuro y en las ganas de un reencuentro.
Hablamos de sexualidad, de salud, de activismo, y estos conceptos estuvieron marcados por las palabras pasión, comunicación, libertad, visibilidad, energía y tantas otras que conforman nuestro lenguaje cotidiano con el que nos nombramos con el que nos vestimos y con el que damos batalla a las imposiciones.
Jugamos a ser otras y nosotras, a vestirnos para desnudarnos, a cubrirnos el rostro para dejar ver nuestras almas.
Hubo color y pinturas. Construimos murales con las palabras que nos dejaron otras activistas: Mariana Pesah, Ivana Pivatto, Valeria Flores y Maria Luisa Peralta nos regalaron conceptos disparadores sobre que es ser activistas y que relación guarda el activismo con la sexualidad. Con nuestras miradas, con nuestras manos, construimos nuestras propias historias y las dejamos plasmadas en afiches que algún día estarán en las paredes de muchas ciudades. Mujeres que aman a otras mujeres, mujeres espiraladas, mujeres desnudas entre poesías, mujeres entre luces desatando sombras.
Cuestionamos lo que nos cuestiona, tratamos de entender por qué ser activistas es ser la otra distinta y distante, la otra rebelde, la otra que no quiere acatar ni ser sumisa.
En el final vimos el corto “El movimiento se muestra andando” realizado por Roberta Saccoccio y Maria Eugenia Sarrias sobre el movimiento Lésbico en Argentina.
Hubo aplausos, hubo lágrimas, hubo carcajadas y abrazos y felices miradas de logros y de satisfacción.
Hubo un Encuentro que se sucedió durante los meses de Noviembre y Diciembre en Rosario.
Hubo mujeres que se encontraron y mujeres que se buscaron.
Estuvimos todas y fuimos muchas más que dos.
Fuimos gotas de lluvia convertidas en aguacero irreverente de verano.
Gabriela Lorenzo